·
¡Contagiemos el servicio y la solidaridad! ¡Y no
perdamos las esperanzas para levantarnos como ciudad y como Región!
·
Recodemos que toda pesadilla tiene un inicio y un
final, pero el buen servicio y la solidaridad es eterna
Extrañamos los encuentros estos días que estamos seguros
en nuestras casas y lo valoramos porque entre todos nos cuidamos. No existe en
la historia tanta preocupación por sus semejantes como las de ahora. Estamos en
tiempos difíciles, pero tenemos la mejor oportunidad para hacer algunos
pequeños cambios que serán tan contagiosa pero más poderosa que cualquier
pandemia; el contagio de la empatía, de la solidaridad y el afán de servir.
Cada uno está pendiente de la necesidad de su familia,
de sus amigos y de las personas que claman ayuda. Nos estamos apoyando y dando
ánimos. En una guerra y en cualquier momento, la solidaridad y la empatía es
fundamental. No todo es malo. Hay muchas cosas buenas que debemos de rescatar
de esta pandemia, que cuando pase todo esto y el covid-19 sea solo una
anécdota, esa solidaridad con nuestros semejantes nunca se termine.
Preocuparse por los demás y dar algo que les puede
ayudar, es ser venturosos. Solo los que dan, sienten la verdadera felicidad. Y
no solo eso, sino el simple acto de dar, estás construyendo civismo, una
sociedad mejor y gente más alegre y grata. Además, estás creando una felicidad
compartida y seguramente contagiosa. Porque no solo los virus pueden generar pandemias
y contagios, sino también nuestras buenas acciones. Veámoslo así, tenemos que
ver más allá de una aparente simple acción, ya que estás generando un efecto
multiplicador de buenas acciones, y esto a su vez, de felicidad y dicha. Una
persona que es ayudada, va a replicar esa ayuda que tú le diste, a otra
persona, y esta, a otra. Formando una cadena virtuosa. Con millones de contagios
de solidaridad. El buen ejemplo se expande. Debemos de ver y estar atentos a
los buenos gestos, y no solo a la parte mala o criticable que toda persona
tiene. No ver solo los defectos, como sociedad, para sobrevivir entre nosotros,
debemos de ver las cosas positivas de cada quien y reforzarlas, pero sobre todo
adoptarlas.
La sociedad está compuesta por un conjunto de
personas. Los valores que habitan en cada ciudadano, forjan las acciones y
estas generan algún tipo de resultado. La sociedad ideal sería un conjunto de
personas con valores que se respetan entre sí, se ayudan, se protegen y están
bajo unas mismas reglas de organización, y las respetan, pero sobre todo las
cumplen. El respetar las leyes es la
norma máxima de desarrollo colectivo y el respetarnos entre nosotros es clave
para lograr la armonía y el desarrollo como individuos y como sociedad. La
autoridad, en la sociedad ideal, es equitativa y respeta sus deberes con una
vocación divina. La vocación de servir es divino. Propiamente hay que buscar
siempre la sabiduría y la justicia cuando se está en el poder o en algún cargo
(Funcionarios, administradores, etc) o cualquiera que sea nuestro roll en esta
tierra.
La sabiduría no es otra cosa que apelar a todos los
valores y ponerlos en práctica constante. Y esto da como resultado la sabiduría
en el afán de servir. El servicio no
solo engrandece al que lo practica, sino construye y enaltece a su entorno, a
una ciudad, a un país, y es uno de los elementos que más necesitamos.
Según Platón, no hay mejor gobernante que un filósofo,
pues su amor a la sabiduría también lo hace amar a la justicia, columna de todo
el Estado, de esta forma, en la República y en las leyes. Donde reina la
justicia y el bien para todos los miembros de la comunidad.
Todo, absolutamente todo lo que ves a tu alrededor, ha
sido por el servicio. ¿Qué semejanzas hay entre la solidaridad y el servicio?
El servicio es todo acto de valor que uno hace hacia alguien o hacia algo
(empresa, entidad) de ahí nacen los productos, desde lo más elemental hasta lo
más avanzado, ya que trata de solucionar un problema y una necesidad. Desde una
ropa, zapatos, silla, cuadernos, hasta un avión. Y va desde lo cotidiano,
servir a una persona es un acto de amor, servir a la ciudad, a un pueblo, a los
clientes, etc son buenas acciones que debemos convertirla en hábito y en
costumbre. El servicio hace que una sociedad avance junto al colectivo. La
solidaridad es todo acto de valor que uno hace sin esperar nada a cambio,
desprendiéndose de algo tuyo, puede ser tu tiempo, esfuerzo, cosas materiales,
palabras de aliento. La palabra clave es ayudar al que lo necesita. Por eso la
importancia de los valores. El servir engloba la solidaridad.
Si nuestra gente, aprendiese que Perú fue a los
mundiales de fútbol porque jugaba en colectivo, asociándose, siendo solidarios,
sirviendo pases los unos a los otros y apoyándose entre sí, otro sería la realidad.
Y si nos fijamos del porque antes no hemos ido a la justa deportiva mundial, es
porque se enfocaba en el individualismo, en el egoísmo. Los 4 fantásticos, por
ejemplo. Entendámoslo de una vez, este juego de la vida se basa en el colectivo.
El fútbol nos ha enseñado que solo unidos superamos todos los obstáculos y
llegamos lejos. Pero cuando una persona o un grupo pequeño de personas, solo
ven sus intereses y deseos personales, nace los antivalores y estos, forjan los
delitos: corrupción, robos, peleas, asaltos, precios sobrevalorados, homicidios,
violencia, etc. Generando un atraso a todos, y hasta a ellos mismos, si pagan
su delito en la cárcel.
Todos tenemos diferentes tipos de capacidades y
habilidades. Que cada habilidad sea para hacer el bien y para obrar con la
gracia del Señor. Encomendarse a él cada acción que hagamos. Porque Dios nos da
amor y sabiduría. Es la luz que guía nuestras acciones.
Estamos en tiempos difíciles. Pero se vienen cosas
buenas para Iquitos y para el Perú en general. No tengo una bola de cristal,
pero sí creo que mi gente se va a levantar de esta a base de fuerza y de
valores. La resistencia de los peruanos siempre fue puesta a prueba. Ahora, lo
que debemos hacer es un nuevo contagio para el mundo, pero no de COVID, sino de
solidaridad y servicio.
La solidaridad también se contagia y debemos de
jugarla todos a la par. Hay mucha gente que ha dado lo poco que tiene a los que
menos tienen, porque realmente sufren tanto como esas personas. Se pusieron en
su piel y eso es empatía. Algo que nunca debemos de perderlo.
La solidaridad es la mejor maestra de la vida. Porque
si eres capaz de desprenderte de algo tuyo para dárselo a alguien que lo
necesita, sin interés de tomarte una foto o difundirlo. Créeme, que eres
dichoso. Y cualquier servicio que realices, lo harás bien, respetando la ética.
La solidaridad es la mejor maestra porque si un profesor les enseña a sus
alumnos con el ejemplo, esos alumnos de por vida van a tener éxito en su
futuro. Si los padres también tienen esa cultura, ese niño será un ciudadano de
bien. La solidaridad es la mejor enseñanza que podemos recibir y dar.
La esperanza siempre está cuando existen personas
prestar a ayudar y a servir con amor. En estos tiempos de cuarentena y luego de
la pandemia, recodemos que toda pesadilla tiene un inicio y un final, pero el
buen servicio y la solidaridad es eterna que debemos de contagiarnos de ella. Aprenderlo,
practicarlo, enseñarlo y vivirlo día a día.
¡Vamos Iquiteños! ¡Contagiemos el servicio y la solidaridad!
Y no perdamos las esperanzas para levantarnos como ciudad y como Región.