Nos estábamos besando. La pasión fluía por nuestras venas en torrentes cuantiosos, en arroyos de cariño expresados en un par de labios y en un abrazo. Mis manos se paseaban por su dorso, mi tacto descubría la desnudez de su piel suave y delicada de su esbelta figura. Quería hacerle el amor, ya era tiempo de hacerlo, era un mes de relación y ambos queríamos ir al siguiente paso. Su cuerpo estaba a mi disposición, ambos estábamos con deseos de concretarlo. Me deshice de lo que no servía, la ropa estorba cuando dos cuerpos se desean. Ella se dejó llevar como agua en el mar, aunque un poco ruborizada porque estaba en la virginidad. Un tanto nerviosa la noté, pero así y todo hicimos lo que todas las parejas hacen cuando se quieren y cuando desean ir a la intimidad. Nuestros cuerpos se rozaron, se comunicaron, se conocieron. Entraron en confianza y en un diálogo ameno de comprensión. Nos unimos y entramos en lo más íntimo de nuestro yo, en la máxima escala de lo que significábamos los dos. Fue lo más lindo que he experimentado, ya que hicimos el amor en toda su expresión, puesto que no fue sexo, fue amor. Terminamos de hacerlo, y mi amor por ella se acrecentó, puesto que el amor sigue creciendo, no tiene un fin ni un límite, no tiene un techo, por lo menos no uno visible.
A la mañana siguiente, ella me llama:
Ella: Es mejor que terminemos
Yo (sorprendido): ¿Por qué?
Ella: Por qué un mes es el tiempo suficiente para que signifique algo sin que se complique.
Ella: No
Yo: ¿Y entonces?
Ella: ¿Quieres que te lo diga o quieres vivir feliz?
Yo: Dímelo
Ella: Supe al momento de hacerlo, que no teníamos futuro, y es mejor terminarlo antes que se complique todo.
Me dijo aquello con tanta franqueza y tanta dureza que me sentí un esperpento, un don nadie que no puede satisfacer a la mujer que ama, y peor aún, ella era virgen y no la complací, no la hice feliz. ¿Cómo un infeliz puede hacer feliz a la mujer que quiere?
No sabía que decirle, me quedé callado, sentí tanta vergüenza que hubiera preferido no haber intimidado.
Ella: Tengo otra cosa más que decirte_. Me dijo, ya no quería escuchar nada, no quería atormentarme más, pero ella lanzó su veneno_. No soy virgen. La furia se acrecentó, el amor que sentía se volvía en odio, poco a poco renacía en mí la violencia. Mi instinto de venganza estaba en su punto máximo.
Ella: Te dije que era virgen para ver cómo me tratabas, y ya veo que no me respetaste teniendo en cuenta que sólo era un mes de nuestra relación. No fuiste lo suficientemente caballero.
Yo: ¿Acaso yo te obligué?, sucedió sin haberlo planeado, de la nada.
Le corté, no quería saber más. Planeé mi venganza, ella vivía con su abuela en su casa. La vieja era una bandida, que, en su juventud era una zorra. Por lo tanto, fui a su casa disfrazado de policía, la vieja me contestó
¿Qué pasó oficial?
Nada señora, vengo por su nieta
¿Por?
Porque es una prostituta
No, mi nieta no es puta, ni siquiera ha tenido relaciones
Así dice ella, pero la verdad señora que es una puta.
To be COntinued. Me duele la cabeza :S