La mielina es una lipoproteína del sistema nervioso que permite la transmisión de los impulsos nerviosos entre distintas partes del cuerpo.
"No se nace con genes mágicos", declara Dan Coyle, autor de Las claves del talento, un libro que reúne algunas investigaciones sobre el papel de la mielina.
Hasta ahora los expertos habían estudiado la pérdida de mielina como responsable de graves enfermedades del sistema nervioso como la esclerosis múltiple o lateral pero no habían relacionado su desarrollo con el talento.
La mielina rodea los nervios como "si se tratara de un aislamiento de goma que envolviese un alambre de cobre" con el objetivo de que la señal sea más veloz y fuerte e impida que se escapen los impulsos nerviosos.
La práctica intensa de una habilidad, según Coyle, añade nuevas capas de mielina, por lo que las acciones y los pensamientos se vuelven más "veloces y precisos".
Coyle, que ha viajado alrededor del mundo en busca de los "semilleros de talento", descubrió en Brasil que el éxito de sus jugadores de fútbol no se debía a que "lo practicaran en la playa o a la bondad de su clima" sino a las horas que dedican al entrenamiento y, sobre todo, a las repeticiones con las que liman los errores.
Brunio -al que pone como ejemplo Coyle- tiene once años y trata de aprender el "elástico", una nueva maniobra de dominio del balón que se le resiste hasta que, después de repetir el movimiento más lentamente y dividirlo en partes, lo consigue.
En Brasil, el escritor estadounidense constató que, aunque, por ejemplo, en las favelas la pasión por el deporte ayuda a desarrollar estas habilidades, la clave está en el fútbol sala, una incubadora en la que el balón, más pequeño y pesado, y el menor espacio aumentan un 600% los toques del balón y aceleran el proceso de la mielina.
Coyle también encontró otros ejemplos en su periplo: el éxito de un club de tenis ruso que, pese a sus precarias instalaciones, forma a más jugadoras de máximo nivel que todo Estados Unidos.
El autor de Las claves del talento pone también ejemplos al margen del deporte, como la rara coincidencia -que él no considera como tal- de las hermanas Charlotte, Emily y Anne Bronte, tres escritoras de talla internacional que crecieron en un pueblecito al norte de Inglaterra.
Sus escritos infantiles eran "burdas imitaciones de artículos de revistas y libros de la época" pero fueron una "práctica intensa" que culminó con novelas clásicas y "sorprendentes" como Cumbres borrascosas o Jane Eyre.
Envolver con mielina los nervios requiere gran cantidad de tiempo y energía, por lo que, aunque "no podamos ser Miguel Ángel o Messi", y durante la infancia se desarrolle de un modo más rápido, "todos podemos mejorar aquellas habilidades que nos apasionan".
"Se necesita amor irracional hacia una actividad para ser capaz de trabajar duro", añade Coyle, quien aconseja para incrementar la mielina dedicar tiempo a observar la habilidad, descomponerla y reducir su velocidad para facilitar su aprendizaje, y repetirla, "siempre prestando atención a los errores".
Además de la práctica intensa, se requiere motivación y un "maestro instructor", que enseñe "el amor hacia lo que se hace", apunta Coyle.
Según este autor, España "es un lugar con muchos talentos en el arte, los negocios o el deporte", un "renacimiento del talento español" que alcanza incluso los fogones, concluye.