Cuando estamos alegres siempre somos amables, no recuerdo ni una vez que estaba con una sonrisa de oreja a oreja, y no haya sido cortés con mi semejante, al menos que esa sonrisa, haya sido de malicia por algún acto cometido, y sólo ahí la amabilidad dejaría de existir para dar paso a una fechoría que me beneficie enteramente, ya sea por diversión o por alguna ganancia X. Cuando estoy alegre, suelo ser más gente, más humano, y hasta más sensible.
Me atrevo a decir que sólo somos amables en dos ocasiones: cuando nos sentimos bien y creemos que podemos hacer de todo, como saludar hasta a nuestro enemigo (si es que tienen) o a alguien que no te inspira confianza. La otra ocasión es cuando necesitamos recibir en igual o mayor medida lo poco o mucho que podemos dar.
La amabilidad te abre las puertas de la sociedad, porque si eres amable aún sin tener estudios ni profesión, puedes ocupar un sitio presidencial o estar en el congreso, varios casos hay de esta afirmación, no por nada el congreso es un circo donde los congresistas sólo gritan y no hablan, porque está lleno de claros ejemplares que no evolucionaron y se quedaron en algún eslabón
Estoy seguro que algunos no pueden dejar de ser amables porque no tendrían el cariño o algún beneficio de los demás, y que sólo son serviciales y cariñosos sólo por interés. “Primero doy, para luego recibir”, esa es la premisa si no me equivoco de todos, porque en alguna u otra medida, nade se escapa de ser egoístas, y por instinto y supervivencia, pensamos primero (al menos de manera inconciente) en nosotros y luego en los demás, y pensar eso no está mal cuando somos humanos errantes que actuamos por instinto y que todavía no conocemos la verdadera felicidad. ¿Cuál es la verdadera felicidad?, es no tener esperanza de provecho por cada acto que hagamos, y que sintamos realmente que no necesitamos devolución por lo que ofrecemos, para mí, cuando lleguemos a ese nivel de espíritu en un camino que implica mucho recorrido, realmente seremos felices y amables.
Tal vez sea difícil llegar a ese nivel, pero no es imposible, no hay muchos ejemplos en vida en los tiempos que vivimos donde el dinero y el poder no sean la prioridad, pero buscando en el pasado sí las hay, y en esa lista están: Jesús y sus apóstoles (menos Judas), Madre Teresa de Calcuta y Buda. ¿Otro personaje?, no conozco, tal vez sean héroes anónimos que nadie llegó a conocer.
¿Hay algún otro personaje?